Escrito por: Mary Carmen Suárez

 

A lo largo de la historia, en el Perú se han suscitado diversos momentos que han quedado marcados, pero sin duda, ninguno tan bueno como el día en que se inventó el ceviche, el lomito saltado, el ají de gallina, la papa a la huancahina, el seco de chavelo, la chicha morada, etc. Podría seguir enumerando, pero me tomaría horas nombrar todas las delicias que se encuentran en este país.

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Sabemos que es inevitable relacionar al Perú solo con sus hermosos paisajes, que han cautivado a millones de turistas nacionales e internacionales, sino que además a esto se le suma, como ya he nombrado, su deslumbrante y exquisita gastronomía, que ha logrado conquistar hasta los más exigentes paladares alrededor del mundo para incluso hacer que apuesten por ella.

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Un claro ejemplo es el del chef luso-brasileño, Kiko Martins, quien luego de un largo viaje recorriendo más de 50 países y probando sus comidas, tal como lo narra en su libro “Comer o Mundo”, decidió elegir a la comida peruana como su más reciente proyecto “A Cevichería”, un restaurante ubicado en el Barrio Alto de Lisboa.

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En Piura, la segunda ciudad más poblada del Perú, creemos que si la comida se hace con cariño, queda mejor y si a esto le sumas compartir en familia, el momento será aún más grato.

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En los últimos años se ha apreciado un notable incremento de restaurantes que tienen como uno de sus intangibles unir a las personas a través de la buena comida, contando también a las ferias gastronómicas, que no hacen más que mostrarnos que hay uno y mil sabores para estar orgullosos.

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Desde un tradicional y caliente caldo de gallina hasta una refrescante cremolada, en Piura la variedad se aprecia en cada esquina, y como dirían las youtubers peruanas de Misias pero Viajeras, si de comida se tratase, aquí la pueden encontrar: “buena, rica y barata”.

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Piura no solo se caracteriza por su abrasador sol o frondosos algarrobos, aquí hay personas dispuestas a compartir parte de su esencia culinaria, a recibir con los brazos abiertos y los cubiertos sobre la mesa, porque un simple “¡Qué rico está!” nos motiva a seguir creciendo, innovando y atrayendo.